Un sistema que daña la juventud.
OPINIÓN

Un sistema que daña la juventud.

Por Eduard Victoria Gelabert

Nuestro sistema educativo todo el mundo sabe que es un desastre, y no por falta de dinero, ni siquiera por culpa exclusiva de los maestros. El problema es más profundo: estamos premiando el desinterés y la mediocridad. Se está enseñando que da igual si estudias o no, si te esfuerzas o no… igual vas a pasar, igual vas a tener buenas notas.

Padres que exigen altas calificaciones para sus hijos aunque no hagan nada. Autoridades escolares que presionan al profesor a poner notas inmerecidas para “motivar” al alumno, aunque eso signifique falsificar la realidad. Y el docente, frustrado, sin autoridad y sin respaldo, termina cediendo por miedo o por cansancio. Así quien quiere ser maestro?

Es absurdo que un estudiante suba del nivel básico sin saber leer y escribir bien o sin saberse por lo menos la tabla. Tenemos niños en el nivel intermedio que son prácticamente analfabetos funcionales, y nadie quiere asumir la responsabilidad. Lo fácil es decir que es culpa del sueldo del maestro, de la planta física, de las pocas horas de clase… Pero casi nadie quiere hablar de la política educativa, la planificación del sistema, de los programas flojos y de las pocas exigencias que se le hacen al alumno.

Todo se ha nivelado hacia abajo. Se bajó el listón para que nadie se sienta mal. Pero al final, estamos empujando a esos jóvenes a una vida mucho más difícil, al fracaso y a la estrechez económica.

La sociedad es un reflejo de nuestra pobreza educativa: la música que se consume, el comportamiento salvaje en calles y avenidas, el irrespeto, la descortesía y la baja productividad por la escasez de un capital humano competente.

Un estudiante promedio de hace unos 20 o 25 años atrás, hoy es considerado meritorio. Vemos en las graduaciones de escuelas y colegios una gran cantidad de jóvenes premiados por sus méritos escolares y cuando entran a la universidad, que también han bajado las exigencias, tienen problemas para aprobar las materias porque sus conocimientos están cimentados sobre bases muy débiles.

Tenemos un sistema que ha renunciado a formar ciudadanos preparados para enfrentar los desafíos de la vida y con la capacidad de ser independientes económicamente.

Lo mas triste es que se sigue enfocando en los sueldos de los profesores, en la cantidad de horas en las aulas, que son aspectos importantes claro está, pero no es lo fundamental. Hoy un profesor tiene un salario privilegiado, las clases son mas extensas, existe una mejor infraestructura y no se ha incrementado la calidad de la enseñanza.

Si no hacemos un cambio en la política educativa, en los programas, si no aumentamos las exigencias, si no aplicamos mas disciplina en las aulas, si no abandonamos el "buenismo" de que todos tienen que pasar de curso, y no le damos mas cualificación, autoridad y libertad de acción a los docentes, nuestra sociedad se convertirá en un conglomerado de jóvenes débiles, ignorantes, sin futuro… y sin esperanza.

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