¿Fue un error cambiar a Taiwán por China?
OPINIÓN

¿Fue un error cambiar a Taiwán por China?

Por: Eduard Victoria Gelabert

Cuando República Dominicana rompió relaciones con Taiwán para alinearse con China, se dijo que era una decisión estratégica: una oportunidad histórica. Se prometieron inversiones, oportunidades de negocios y una nueva etapa de desarrollo. Hoy, con la experiencia acumulada, la pregunta resulta necesaria: ¿fue un error?

Taiwán fue durante décadas un aliado democrático, cercano y genuinamente solidario. Su cooperación llegaba donde más se necesitaba: apoyo técnico agrícola, laboratorios informáticos en escuelas, fortalecimiento institucional, transferencia de tecnología y un aporte crucial al sistema de emergencias 911. No era un socio que buscara imponerse, sino acompañar el desarrollo del país de manera directa y visible.

China, en cambio, ha mostrado un estilo distinto. Sus inversiones no siempre han sido el motor de transformación prometido. Los grandes centros comerciales chinos ofrecen productos baratos, sí, pero a costa de la quiebra de comerciantes dominicanos que no pueden competir con mercancías subsidiadas desde el origen, importadas sin cadenas de valor locales y vendidas dentro de estructuras que en muchos casos no cumplen con normas de seguridad.

Estos proyectos generan poco o ningún beneficio para productores nacionales. Los materiales estructurales metálicos se traen desde China, ignorando a las empresas dominicanas. Los impuestos se evaden o se reducen mediante mecanismos opacos, y la mano de obra empleada es a menudo extranjera, frecuentemente haitiana, para evitar cumplir con los derechos laborales dominicanos. El resultado es una competencia desleal y la creación de un negocio ilícito donde la economía del gigante asiático se lo lleva todo, convirtiéndonos en simples clientes dependientes.

A esto se suma un factor geopolítico aún más preocupante: China no es un socio democrático, ni tiene interés en que sus aliados crezcan de manera autónoma. Su modelo comercial, como señalan analistas internacionales, se basa en mantener a sus socios en posiciones subordinadas dentro de la cadena global, dominando mercados y reduciendo la competitividad de las economías locales.

Frente a esto, la diferencia con Taiwán es evidente. Mientras Taiwán invertía en capacidades dominicanas, China busca expandir su propio mercantilismo. Mientras Taiwán fortalecía instituciones, China desplaza al productor y comerciante local. Mientras Taiwán ofrecía cooperación, China genera dependencia.


¿Realmente ganamos algo al romper con Taiwán para apostar por China, o sacrificamos un socio confiable por una relación que hoy luce cada vez más desventajosa?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *