Por: Eduard Victoria
En los antiguos tiempos de la Grecia mítica existía un "laberinto". Sus pasillos retorcidos y oscuros parecían desafiar a cualquiera que osara adentrarse en sus profundidades.
En el corazón de este laberinto yacía una criatura temida por todos: el "Minotauro". Su aspecto era grotesco y aterrador: un híbrido de hombre y toro, con ojos fieros y garras afiladas. Se decía que su apetito insaciable se alimentaba de carne humana, y su rugido resonaba por los pasillos.
La frase "la oposición en su laberinto" evoca una magen poderosa: un camino sinuoso, oscuro y confuso en el que los actores políticos opositores se encuentran atrapados.
La oposición dominicana se enfrenta a un desafío crucial: "conectar con la sociedad". A pesar de las críticas al gobierno actual, no logra establecer un vínculo sólido con la gente común. Quizás porque sus mensajes no van acorde con las preocupaciones cotidianas de la población.
La oposición debe salir de su burbuja y tratar de poner sobre el tapete los temas que mas le interesan al universo electoral; y abandonar ese discurso populista, vacío y totalmente carente de calidad moral, que no conecta con una población mayoritariamente joven y bien informada.
La falta de crecimiento en simpatía es evidente; los líderes opositores se enredan en disputas internas, rivalidades y egos en lugar de presentar una alternativa sólida.
La mala percepción que el pueblo tiene de los gobiernos PLD/FP pesa como una losa sobre la oposición. Recordemos que antes del mandato de Luis Abinader, hubo administraciones marcadas por la corrupción, la impunidad, la desconfianza y el abuso de poder.
El tiempo apremia, las elecciones se acercan y la oposición está atrapada en un laberinto oscuro e incómodo. Debe encontrar una salida estratégica, conectar con la sociedad, cultivar simpatías y superar la sombra del pasado. Solo así podrá competir efectivamente en las próximas elecciones y evitar ser devorada por el monstruoso "Minotauro" del fracaso electoral.