El Proyecto de Ley de incluir merengue y bachata en las escuelas públicas ha sido recibido con entusiasmo. Y es comprensible: son símbolos que nos definen y representan una parte esencial de nuestra identidad. Nadie puede negar el valor de preservar y transmitir nuestra cultura.
Pero este Proyecto nos revela algo muy preocupante: nuestras prioridades como sociedad. Mientras celebramos la inclusión de nuevos contenidos culturales en el currículo escolar, al otro lado del mundo países como China, Corea del Sur y Singapur, requieren maestros especializados en ciencias, promueven desde temprano programas STEM, Ciencia, Tecnologia, Ingenieria y Matematicas (Science, Technology, Engineering, and Mathematics) e integran la Inteligencia Artificial y la Robótica en las aulas.
Recordemos que en este mundo globalizado e integrado nuestros jóvenes no compiten por un puesto de trabajo con sus amigos del barrio, ni siquiera con sus mismos compatriotas. Compiten contra esos jóvenes asiáticos que en esos campos de estudio están en otro nivel.
República Dominicana enfrenta retos significativos: baja productividad, brechas educativas, baja inserción en sectores de alto valor agregado y una economía global que avanza hacia la automatización y la digitalización. Por lo tanto, es legítimo preguntarse si nuestras iniciativas legislativas y presupuestarias están orientadas a superar esos desafíos o si, por el contrario, estamos atrapados en un ciclo de decisiones cosméticas, simbólicas, poco estratégicas, y que generan poco valor a nuestra competitividad.
Si nuestras prioridades no cambian, seguiremos bailando merengue y bachata mientras los demás avanzan. Y cuando finalmente despertemos, el futuro ya habrá pasado de largo.

