Milagro bajo la lluvia: Sheilin volvió a nacer gracias al valor de joven
Sucesos

Milagro bajo la lluvia: Sheilin volvió a nacer gracias al valor de joven

La noche del jueves 15 de mayo se tornó sombría en el sector Lavapié. La lluvia caía con furia y las alcantarillas, desbordadas, rugían como bestias abiertas.

En medio del caos, Sheilin Vizcaino, una niña de apenas 13 años, fue succionada por una de ellas mientras intentaba cruzar la calle. La corriente la arrastró ante los ojos impotentes de vecinos que solo alcanzaron a gritar su nombre. Se creyó lo peor.

Los bomberos y la Defensa Civil acudieron al llamado de emergencia y comenzaron la búsqueda. Peinaron las entradas del sistema de drenaje, removieron tapas, gritaron su nombre. Pero la noche avanzaba, el cansancio apretaba y la esperanza se deshacía con la lluvia. La búsqueda se suspendió con la promesa de retomarla al amanecer.

Sin embargo, el destino se resistía a escribir el último capítulo. Un grupo de vecinos, encabezado por un joven llamado Yeuri Féliz, se negó a abandonar.

Sin uniforme ni equipo especializado, pero con una voluntad feroz, Yeuri se metió en los túneles junto a otros comunitarios. Recorrieron más de 300 metros por las alcantarillas, desafiando la oscuridad, el lodo y el hedor.

Fue entonces, en una bifurcación del drenaje, cuando escucharon un sonido tenue.

Sheilin estaba viva. Atrapada entre la basura y el barro, sin luz, sin espacio, pero respirando.

La imagen de su rescate quedó grabada en video: un brazo tembloroso que emerge de la rejilla, las manos que la sujetan, los gritos de júbilo.

Yeuri la cargó en brazos como quien lleva un milagro y la condujo al Centro Médico Constitución (Cemeco), donde fue atendida por un golpe en la frente y síntomas leves de hipotermia.

El gesto de Yeuri ha despertado admiración y gratitud en toda la comunidad. Para muchos, es el héroe de Lavapié, un símbolo de lo mejor que puede surgir incluso en las peores circunstancias.

Las autoridades, mientras tanto, prometen investigar las condiciones del sistema de alcantarillado, en especial la falta de tapas —esas trampas letales que, con cada aguacero, cobran vidas o siembran el terror.

Sheilin volvió a nacer esa noche. Y San Cristóbal recordó que incluso en medio del abandono, la solidaridad sigue siendo el alma de un pueblo. Porque no fue solo un rescate: fue una comunidad que, en su momento más oscuro, eligió no rendirse.

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