Por décima sexta ocasión, la República Dominicana volvió a elevar su voz en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para advertir sobre la crisis que atraviesa Haití.
El canciller Roberto Álvarez calificó la situación como un "colapso humano, institucional y de seguridad acelerado" que amenaza no solo la estabilidad del vecino país, sino también a la región en su conjunto.
Durante su intervención, el ministro de Relaciones Exteriores dominicano presentó una radiografía alarmante de la situación que vive Haití, marcada por el control de bandas armadas, el colapso de las instituciones públicas y una creciente presión migratoria sobre República Dominicana.
"La situación en Haití no admite ambigüedades", expresó Álvarez ante los miembros del Consejo. "Esta es mi décimo sexta comparecencia ante este consejo para tratar la crisis que aqueja Haití y cuyos efectos afectan gravemente a mi país."
Presión creciente
Además del impacto humanitario directo sobre Haití, el canciller subrayó el peso que esta situación representa para la República Dominicana.
"Estas cifras son el retrato crudo de un gran sufrimiento humano que genera una insoportable presión migratoria, económica y social sobre República Dominicana más que en ningún otro país de la región."
El Gobierno dominicano ha intensificado sus esfuerzos para contener los efectos colaterales de la crisis haitiana. Según Álvarez, se han destinado recursos para combatir el tráfico de armas y de personas, y se continúa brindando apoyo logístico y médico en la medida de las posibilidades nacionales.
El canciller dominicano reiteró que el respaldo de las Naciones Unidas a Haití debe sustentarse sobre tres pilares fundamentales: la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití (BINUH), el régimen de sanciones y el embargo de armas establecido por la resolución 2653, y la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MSS), creada en virtud de la resolución 2699.
No obstante, el diplomático lamentó que la MSS aún se encuentra subfinanciada, con serias limitaciones logísticas y sin la capacidad operativa que demanda el contexto haitiano e hizo un llamado a acoger con urgencia el llamado "modelo híbrido".