Hoy se celebra el Día de la Restauración de la Independencia, fecha en la que se conmemora la guerra que comenzó el 16 de agosto de 1863 y culminó el 15 de julio de 1865 y, en la que los dominicanos lucharon con el fin de romper la anexión España, objetivo que lograron.
Pese a que por la misma muchos territorios quedaron destruidos y se vieron afectados terrenos de agricultura, el país se enorgulleció por haber logrado que los españoles abandonaran la nación que en los años posteriores estuvo inestable en el ámbito político.
La guerra restauradora se produjo en el marco de la anexión de República Dominicana a España, decisión que se tomó en marzo de 1861 por gestiones del general independentista Pedro Santana y que fue causada por las contradicciones políticas, económicas y sociales que tenían los quisqueyanos de la época con el Gobierno Español, según señala el historiador dominicano Edwin Espinal.
“La guerra restauradora fue una reacción antiimperialista y anticolonialista, además de ser una guerra de liberación nacional”, dijo el historiador consultado por este diario.
El historiador Roberto Cassá, en su libro “Personajes Dominicanos, tomo I”, explica que Pedro Santana había sido partidario de la anexión a Estados Unidos, en el entendido de que la potencia daría un mejor futuro a República Dominicana. “España tenía interés de expandir su poderío colonial, por lo que la posesión de Santo Domingo pasó a ponderarse como un medio de afianzar el dominio sobre Cuba y Puerto Rico, lo que explica que las ofertas de Santana fueran bien recibidas en los círculos gobernantes de Madrid”, relata Cassá.
“La población mostró una actitud de expectativa ante lo que podría deparar el régimen español. Todavía no se había afianzado una conciencia nacional mayoritaria que propendiera a la existencia del Estado independiente. Mucha gente consideraba que la dominación externa traería la prosperidad que los gobiernos dominicanos habían sido incapaces de lograr”, cita Cassá.
El acontecimiento contó con héroes restauradores que batallaban en espacios geográficos, históricos y temporales distintos. Algunos lo hicieron en el momento que comenzó en la Línea Noroeste y, además, no tuvieron papeles preponderantes cuando al finalizar el conflicto se instaló el Gobierno restaurador.
Entre los participantes destacaron Lucas Evangelista De Peña, Benito Monción, Santiago Rodríguez, Pedro Antonio Pimentel, José Antonio Salcedo, Máximo Grullón, José María Cabral y Gregorio Luperón, quien tomó preponderancia a partir de la Batalla de Santiago, ocurrida el 6 de septiembre de 1863, cuando fue designado al frente del ejército para detener el avance de la tropas españolas que estaban al mando del general Pedro Santana.
El caudillo pretendía llegar al Cibao desde la región Este para terminar con el gobierno que se había instalado en la ciudad corazón.
Para España la contienda fue una gran derrota en el ámbito económico y en los suplementos de guerra utilizados.
Adicionalmente, perdieron una gran cantidad de hombres que formaban parte del ejército español y fueron abatidos por el sistema guerrillero implementado por los dominicanos, el cual no conocía y que se conoce como “la guerra de guerrillas”.
Los protagonistas nacionales generalmente no batallaban de manera frontal, sino que atacaban a colonias españolas que transitaban por caminos y aprovechaban dichos momentos para implementar la guerra de guerrillas.
En el libro “Homenaje a Mella”, publicado por la Academia Dominicana de la Historia, se encuentra un instructivo para la guerra de guerrillas, fechado el 26 de enero de 1864, a escasos meses de haberse iniciado la epopeya. El texto es bastante breve (tan solo dos páginas) pero en él se realizan nueve recomendaciones a los combatientes dominicanos, donde, en resumen, se les explica qué cosas deben hacer para dominar los combates y poner en desventaja al enemigo.
La primera de estas recomendaciones dice: “En la lucha actual y en las operaciones militares emprendidas, se necesita usar de la mayor prudencia, observando siempre con la mayor precaución y astucia para no dejarse sorprender, igualando así la superioridad del enemigo en número, disciplina y recurso”. En el texto de Matías Ramón Mella y firmado por el vicepresidente del Gobierno Provisorio Restaurador, Benigno Filomeno de Rojas, existen varias recomendaciones para vencer.
Pero en dicho texto, atribuido al patricio Matías Ramón Mella y firmado por el vicepresidente del Gobierno Provisorio Restaurador, Benigno Filomeno de Rojas, existen dos recomendaciones interesantísimas en las que se les explica a los restaurados las tácticas que han de utilizar a razón de ser ellos inferiores en número y recursos.
MANUAL DE GUERRILLA
La recomendación número 5: “No debemos nunca dejarnos sorprender, y sorprenderlos siempre que se pueda y aunque sea a un solo hombre”. Mientras la 6 explica: “No dejarlos dormir ni de día ni de noche, para que las enfermedades hagan en ellos más estragos que nuestras armas. Este servicio lo deben hacer solo pequeños grupos de los nuestros y que el resto descanse y duerma”. El 3 de marzo de 1865, la reina anuló la anexión y el 15 de julio salieron del país las tropas españolas.
MIRADA PERIODÍSTICA
Al hablar con este medio, el periodista y escritor dominicano Cabral de la Torre indicó que la restauración tuvo como base a la ciudad de Santiago, puesto que era la cuna de la burguesía naciente.
Adicionalmente, explicó que la mayoría de los líderes de esta eran analfabetos y que muchos trabajaban como caporales de fincas.
En sus palabras, el conflicto bélico fue la verdadera lucha de liberación nacional contra el imperio español que se encontraba en bancarrota y que el pueblo rechazaba de manera virulenta.
EL FIN
Con el pasar del tiempo los españoles tenían poder en pocas provincias, mientras que los héroes dominicanos se imponían en diversas ciudades.
José Antonio Salcedo se autoproclamó presidente de República Dominicana y dijo que Santana había traicionado al país, puesto que era el líder del grupo español.
España tuvo más de 10,000 víctimas y grandes pérdidas económicas, así que las autoridades del país dieron la orden de terminar las operaciones en la isla.
El 3 de marzo de 1865, la reina anuló la anexión y el 15 de julio las tropas españolas dejaron el territorio americano y se originó el desenlace que se conoce como “victoria separatista”.