La diplomacia y la disuasión militar se relacionan de forma complementaria, es decir, que ambas estrategias buscan influir en el comportamiento de un adversario mediante el uso de diferentes instrumentos de poder. La diplomacia busca persuadir, negociar o cooperar con otro país para lograr sus objetivos, mientras que la disuasión militar busca desalentar, desmotivar, desanimar al otro para evitar que inicie una acción.
La decisión de militarizar la frontera, hacer una demostración de fuerza, enseñar nuestras garras, busca recordarles a los grupos anárquicos que proliferan en nuestro vecino país, que una acción contra nuestro territorio tendría consecuencias muy graves para ellos.
No es cierto que "hacer una exhibición de tropas es un llamado a la guerra", como han declarado algunos políticos oportunistas de manera interesada y poco patriótica. Debemos recordar que las armas y los ejércitos no necesariamente son para ir a combatir, muchas veces son usados para desmotivar un ataque o una agresión.
Quizás si las Fuerzas Armadas de Ucrania hubiesen exhibido sus armamentos y la robustez de sus capacidades militares, el déspota ruso Vladimir Putin no habría osado lanzar su brutal e inhumana invasión.
Las fuerzas militares no se limitan a participar en batallas sangrientas. Con su poderío intimidatorio, combinado con una astuta diplomacia, pueden ser claves para evitar o resolver muchos conflictos.
" Si vis pacem, para bellum", “ si quieres la paz, prepáratepara la guerra ” , Publio Flavio Vegecio, siglo IV DC .