Las pandillas son dueñas del centro del poder en Haití
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Las pandillas son dueñas del centro del poder en Haití

La reciente alarma emitida por Naciones Unidas sobre la gravedad de la situación que gravita sobre Haití ha dejado en la sombra un aspecto crucial.

Se trata de un elemento crucial que podría ser la clave para entender el oscuro panorama que se cierne sobre ese país, marcado por la inminente caída de lo que queda de su gobierno.

En un informe publicado el pasado miércoles, 2 de junio, la ONU afirmó que las pandillas controlan el 90% de Puerto Príncipe, la capital, donde la presencia del Estado está cada vez más amenazada con un "colapso total".

Para ser justo con el número porcentual, siempre basado en el reporte de la ONU, el gobierno haitiano sólo controla el 10% del centro de la capital. Y del resto del territorio, ni hablar.

Lo que la ONU dijo, y no dijo.

Para los dominicanos, es de vital interés conocer a tiempo todo lo que está ocurriendo ahora en Haití, minuto a minuto.

Sabiendo que el control de las pandillas allí no es sólo un problema interno, sino una amenaza directa para la seguridad, la estabilidad económica y el bienestar social de los dominicanos, es imperativo desentrañar cualquier ambigüedad.

Si, como establece el informe de la ONU, las pandillas haitianas controlan el 90% de la capital, la deducción lógica es que estos grupos criminales han desplazado, de facto, al gobierno. Esto lo indica la lógica, la madre del razonamiento válido.

Primero, porque el 90% representa una porción masiva de la ciudad e implica que la vasta mayoría de las áreas, infraestructuras y vidas de los ciudadanos están bajo la influencia o dominio de estos grupos criminales.

La capital es un símbolo poderoso de la soberanía y la identidad de una nación, además de ser el asiento del gobierno.

Es el lugar donde se encuentran los edificios legislativos, las oficinas ejecutivas, los ministerios y la sede del poder judicial. 

Entonces, si las pandillas controlan el 90% de Puerto Príncipe, como afirma la ONU, significa que el gobierno ya fue, de facto, echado del poder. Esto último no lo dijo el organismo, pero los hechos son soberanos.

Y por si se alega que esas estructuras de gobierno aún están en poder del gobierno y no de las pandillas, la misma ONU y otras fuentes indican que los pandilleros han establecido "estructuras de gobernanza paralelas" y controlan rutas comerciales clave.

Con esto, han logrado paralizar el comercio legal y han producido una elevación de precios, lo que indica que están asumiendo funciones que normalmente pertenecerían al Estado.

Si las pandillas controlan un porcentaje tan alto de la capital, el 90% que expuso la ONU, significa que la autoridad del Estado es extremadamente limitada e inexistente en esas áreas controladas por las pandillas.

Y si, como afirma Naciones Unidas, el 90% está bajo el control pandillero, implica que estos tienen la capacidad de dictar lo que sucede en la ciudad, como la seguridad y el movimiento de personas y bienes.

Un control del 90% no se trata de una simple "presencia" de pandillas, sino de un dominio efectivo sobre la capital. Visto todo desde la lógica y su razonamiento, la deducción de que las pandillas controlan el 90% de Puerto Príncipe es una conclusión incuestionable: Ya se hicieron con el poder.

¡Hora de actuar, sin demoras!

Esto puede haber resonado como una "Bomba del Zar" en el gobierno dominicano, con la probabilidad de que se esté movilizando para encarar contingencias críticas y complejas en lo adelante.

Este sombrío panorama exige que las autoridades redoblen sus medidas estratégicas y tácticas a lo largo de toda la línea fronteriza para proteger al pueblo, considerando la gravedad y la naturaleza de esta amenaza existencial.

Debe entenderse que el control del 90% de Puerto Príncipe por parte de las pandillas haitianas es una fuente de profunda preocupación y alarma.

Prevenir, para no lamentar

Con este informe en el portafolio, pongamos un escenario previsible de un Haití en el abismo: violencia extrema, escasez de alimentos y servicios básicos como agua, salud y educación, además de una total falta de seguridad.

¿Qué harían los haitianos en medio de todo esto? Simple: huir y escapar del infierno. Y si su salvación está de este lado oriental de la isla, hacia aquí buscarían llegar, como fuere, en busca de refugio.

Esta es parte de las causas por las que en los últimos años ha crecido el número de haitianos que se lanzan al cruce de la frontera de manera irregular.

Peligros de una estampida

Una llegada masiva de migrantes haitianos podría ejercer una enorme presión sobre los servicios públicos del país (salud, educación, vivienda y empleo), que ya enfrentan sus propios desafíos.

Una frontera terrestre de más de 376 kilómetros y un país sumido en el caos es un enorme peligro. 

El control de las pandillas en la capital haitiana implica que su influencia y operaciones pueden extenderse hacia las zonas fronterizas, haciendo que estas sean más inseguras.

Además, el riesgo de tráfico ilícito de armas, drogas y personas a través de la frontera puede aumentar exponencialmente. 

Se ha reportado que las rutas de contrabando que llevan armas a Haití facilitan el flujo de drogas y bienes ilícitos a la República Dominicana y Estados Unidos.

Algo más: hay temor de que la inestabilidad en Haití pueda facilitar la infiltración de elementos criminales hacia este lado, desestabilizando comunidades fronterizas y aumentando la criminalidad.

En el ámbito de la economía, el comercio formal e informal en la frontera podría verse severamente afectado por la inseguridad.

Los bloqueos de rutas por parte de las pandillas son comunes en Haití, paralizando el comercio legal, que afecta a los productores y comerciantes dominicanos que dependen de ese intercambio.

La República Dominicana tiene que prestar suma atención a este informe de la ONU, porque una situación de inestabilidad puede disuadir la inversión extranjera y afectar la industria turística nacional, pilar base de la economía, aunque los principales centros turísticos están a 470 kilómetros desde la frontera hasta Punta Cana, la punta más oriental del país.

El destino del país y sus actuales y futuras generaciones está en manos de los auténticos dominicanos.

Cerrando anoche este enfoque, se supo de una fuente militar que bandas armadas ocuparon Caoba, una comuna haitiana cercana a Elías Piña, frente al paso fronterizo. 

Informes de residentes en la frontera indican que hay mucha tensión ahora en el lado dominicano de El Carrizal y Comendador.

La advertencia ya consta; no bajemos la guardia.

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